Si dejáramos de hablar y prestáramos atención a los que otros dicen, si fuéramos capaces de callar para escuchar...Si dejáramos de lado el 'yo, yo, yo...' y dijéramos más veces 'habla, te escucho', tal vez habrían menos miradas tristes, menos personas llenas de dolor, menos lágrimas que esconden cientos de secretos. Estoy segura de que habría menos horrores inesperados, esas cosas que nadie se espera porque nadie ha aprendido a escuchar al que pide a gritos en silencio; porque siempre será más importante el 'yo'. Quizá si miramos a nuestro alrededor y dedicamos un poco de nuestra vida a pensar en los demás, quizá nos demos cuenta de que no estamos solos y que nuestro dolor no es el más grave, que nuestros problemas no son los más grandes. Dejemos de lado el egocentrismo; sí, hay que quererse y tenerse en cuenta a uno mismo, pero uno no es nada sin los demás. Olvidemos por un rato aquello que nos atormenta y escuchemos lo que otros tienen que contarnos. No se trata de mirar, sino de observar, no es oír, sino escuchar. Os aseguro que habrían menos almas atormentadas, más amigos, más suspiros de alivio y muchas más sonrisas. ¿Qué perdemos por intentarlo?
¡Una buena entrada!
ResponderEliminarNos hace pensar que no escuchamos porque no paramos de hablar.
Me gusta Marina.
Un besito
Me alegro de que te haya gustado Yoli :)
EliminarHola! He estado curioseando por aquí y me ha encantado tu blog así que me quedo. Estaré atenta a próximas entradas.
ResponderEliminarY si quieres y no es molestia me gustaría que le echaras un vistazo a mi sitio.
Un beso!
¡Muchas gracias Luna!
EliminarHola. Bonitas palabras que a veces cuesta poner en practica. Y como irme sin decirlo, te escucho. Besos.
ResponderEliminarGracias Anna. Yo también te escucho :)
EliminarMuy bonito Marina. Enhorabuena por la entrada.
ResponderEliminarUn beso ;)
¡Gracias, de verdad!
EliminarSí, creo que es la frase que define todo el texto :)
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