Empieza la película...

Ahora empieza la película, toca sonreír y hacer creer a la gente que estás bien. Toca actuar, alzar bien alta la cabeza y fingir. Meterte en el papel de alguien que no eres, intentar sentir algo que no te crees capaz ni tan siquiera de notar. Que te consuma el dolor por dentro y el alma te pese una tonelada. Reír cuando por dentro lloras, tragarte las lágrimas, respirar hondo y seguir caminando como si fueras inmune al dolor. Aparentar una fuerza que ni por asomo posees, ser fuerte aunque te cueste, simplemente para que no perciban esa mirada vacía; esa voz que quiere gritar, y sin embargo, se desgarra con tan solo susurrar, esas lágrimas que brotan de tus ojos y recorren tus mejillas sin poderlo evitar. 
Es hora de convertirse en una actriz de primera, así que sécate las lágrimas, sonríe y simplemente actúa...
Luces, cámara...¡acción!