No te vayas...

Su felicidad pendía de un hilo, podía ser feliz o sufrir como nunca. Podía perderlo todo, o por el contrario, ganar el premio. Podía arriesgarse o quedarse de brazos cruzados. Abrir la boca o mantener el pico cerrado. Todo su futuro dependía de aquel momento, de tres simples palabras. Al fin, se decidió. Decidió arriesgarse, abrir la boca y pronunciar aquellas palabras tan importantes. Aunque no sabía cierto cómo reaccionaría ni qué haría él, esas palabras salieron de su boca como si lo hubieran estado esperando siempre.
-No te vayas.