Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Te quiero a mi lado el resto de mis noches.

Duermo abrazada a tu cuerpo, a tu amor, a tus sueños, a tus anhelos. Duermo abrazada a todo lo que eres. Me acerco más a ti para que ni siquiera el aire pueda pasar entre nosotros, quiero ser parte de tu cuerpo, parte de ti, de tu vida. Respiro en tu nuca, suspiro de ti, dejo que tus cortos cabellos me hagan cosquillas en la nariz y aprieto las manos contra tu pecho. Cambias de postura y ahora puedo verte el rostro, apenas iluminado por las dos rendijas de luz que se cuelan por la persiana, casi agachada por completo. Sigues durmiendo apaciblemente, intento acompasar mi respiración con la tuya: lenta, tranquila, sin pausa. Te observo, cada milímetro de tu rostro, ese que me sé al completo: tus pestañas oscuras, largas y espesas, esas que tanto me encantan, la barba incipiente y cada uno de los lunares que forman mi galaxia. No puedo parar de sonreír por lo feliz que me siento a tu lado, durmiendo en esta cama en la que apenas cabe un cuerpo, rozándote constantemente, sintiéndome segura y querida. Te amo, te amo con cada fibra de mi ser, más de lo que nunca seré capaz de explicarte, más de lo que nunca podrás comprender. Te amo y me siento la persona más afortunada del mundo por tenerte conmigo. Me acurruco contra ti más aún y cierro los ojos, rebosante de felicidad y con las lágrimas escapándoseme por la dicha. Sé que esto es lo que quiero el resto de mi vida, el resto de mis noches, despertarme y descubrirte durmiendo a mi lado.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Y los superhéroes no existen. Ya no.

Érase una vez una niña de dorado y ondulado cabello, una niña feliz, de voz chirriante y alegría arrasadora. Un pequeño ser, danzante de deseo por descubrir, de anhelo por saber; una criatura llena de vida, de amor, de risas que te quitan la respiración, de ideas inocentes, de mundos perfectos en su cabeza. Ella no creía en príncipes azules que vendrían a rescatarla de la más alta torre, solo necesitaba a un hombre en su vida para ser feliz, y no era un príncipe azul.
Era un superhéroe.
Era el superhéroe más genial y brillante del mundo para ella, era perfecto.
Él era el hombre de su vida, estaba segura.
Era quien más sonrisas le sacaba, quien la mataba a cosquillas mientras asesinaba a los monstruos que se escondían dentro de ella, era el que más la amaba, el hombre en quien ella más confiaba, por quien estaba loca de amor y ciega de felicidad. Pasara lo que pasara con su vida sabía que podía estar tranquila, pues el mayor superhéroe que había existido en todos los tiempos tenía los dos ojos puestos en ella. Más que eso, tenía el corazón y el alma puestos en ella. Nada malo podía pasarle, pues él la cogería al vuelo justo antes de que cayera al vacío.
Pero la niña creció, el velo de la inocencia se le cayó, casi de sopetón, y se estrelló de lleno contra la pared de la realidad, de la madurez. Llegó a un mundo distinto, adulto, uno para el que ella no había comprado billete de tren, uno al que nunca había pedido ir. Y fue en esa extraña realidad alterna donde se dio cuenta de que el superhéroe que ella había creído su mundo entero era en realidad algo imperfecto, algo lleno de errores y huecos oscuros, recovecos que no podía descubrir, que no podía entender.
Su superhéroe le falló.
Se le olvidó atraparla cuando cayó, se le olvidó que sus acciones repercutían en ella y que un mínimo despiste podía hacer que ella dejara de existir.
Le falló y a ella le faltó medio milímetro para convertirse en polvo, para estallar en pedazos, pedazos que nunca podrían haber sido recompuestos. Suerte que a instantes de morir, se topó con un nuevo superhéroe, uno que la enseñó a volar, uno que tendría que serlo por fuerza, porque esa vez tenía que funcionar de verdad.
Se encontró a sí misma, y si nadie podía ser su superhéroe que la guardara del mal, tendría que ser ella misma la que lograra salvaguardarse, la que aprendiera a volar aún con las alas medio rotas.
Ella era su propia superheroína.
Y voló.





miércoles, 13 de enero de 2016

Si te quita cosas, ¿puede amarte?


Tal vez la gente diga que alguien que te quita cosas de tu vida no puede quererte realmente. No pueden entenderte, está claro que alguien que te ama con todo su ser puede arrebatarte muchas cosas. Puede quitarte la pena para darte la alegría, puede negarte las lágrimas llenas de dolor y cambiarlas por gotas de felicidad; es capaz cambiar el negro por el arcoíris, puede quitarte el sueño para regalarte sueños. Puede llevarse lejos el “no puedo” y traerte un “lo haré”, despojarte de la ropa para que sea su cuerpo quien te caliente, puede hurtar tus amarras y cambiarlas por alas para que seas libre y vueles lo más alto posible. Puede desposeerte de lo que creías bueno para regalarte lo que es perfecto. Puede y debe hacer todo esto; quitarte la rutina para ser la aventura, llevarse lo efímero y las prisas para regalarte el disfrute, la vida.
Que se lleve lejos las lágrimas, el dolor, las heridas, la tristeza...que se lleve lo malo, lo que te impide ser feliz. Si se lleva las risas, la libertad, lo que te gusta, las ganas, la confianza...Entonces quítalo tú de en medio y vete, porque eso no es amor, es posesión.



miércoles, 2 de diciembre de 2015

Sé mi abrigo este invierno.


Se está acercando la estación más fría, donde las ideas se congelan y todo se tiñe de un ambiente frío, triste. Cuando ésta llegue, quiero que tus manos me abriguen, cuando caiga la nieve que ellas sean mi refugio, mi abrigo. Quiero que tus palabras despierten mi imaginación, que seas mi inspiración para que el frío no me hiele los pensamientos. Te pido que cuando llegue el invierno tu aliento descongele la nieve que hay en mí, me llene de calor y reviva cada parte de mi cuerpo que ha quedado medio muerta. Y que tu sonrisa me dé motivos para sonreír, que los tonos tristes los transformes en colores llenos de vida, de alegría. Llega el invierno y sólo necesito que tú estés a mi lado, para poder recogerme cuando me estrelle contra el duro suelo, para llevarte con tu presencia los crueles recuerdos que me persiguen. Te necesito este invierno para sobrevivir a la nevada, porque este año promete ser más fuerte que nunca.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Somos un puñado de hipótesis improbables.

¡Buenos días cositas mías!
Hace mucho tiempo que no publico nada en el blog (la universidad me está matando, os lo juro...estoy intentando leer lo máximo que puedo y al menos llevar al día las reseñas pero es muuuy complicado y estresante. Tampoco estoy grabando nada en el canal, pero prometo intentar subir algo esta semana o la que viene). Y hace aún más tiempo que no escribo un texto mío, así que como hoy es miércoles y estuve inspirada para escribir hace unos días, os dejo este texto con la esperanza de que os encante :)

¿Sabes? Llevo tiempo callada, mirándote en silencio e intentando descifrar el enigma que nos envuelve. No he llegado a ninguna conclusión clara y a día de hoy, tan sólo somos un puñado de hipótesis improbables, de axiomas indemostrables. Pero te aseguro que no me hacen falta pruebas, porque tengo la seguridad insegura de que las estrellas ya no brillan en el cielo; dejaron de hacerlo el día en que me fijé en que tu sonrisa y la mía, en armonía, iluminan más que el universo entero. A tu lado entendí que las mentiras no existen, que no hay lugar para el dolor y que los llantos desesperados a altas horas de la madrugada y los gritos entre sollozos no son más que parte de una realidad que no conecta ahora mismo. No sé si somos dos mitades unidas por el destino, o dos casualidades encontradas por un mero despiste (o debido a una causalidad desconocida) o no somos nada y estamos jugando a serlo todo. No tengo pruebas, ni conclusiones ni certezas. Solo me queda basarme en la hipótesis tambaleante de que podemos ser felices juntos, dejando de lado el mundo; porque no importa qué sea real y qué no. Yo puedo aprender a crear un mundo nuevo contigo, donde nosotros decidamos qué vale y qué no, donde tengamos la certeza de que somos uno y de que el mundo es nuestro.


*Recuerdo que este texto, como todo lo demás que se publica en el blog está sujeto a derechos de autor y está terminantemente prohibido apropiarse de nada que sea original mío sin dar permiso ni dar créditos. Gracias por no robar, usad la imaginación (o, para evitar problemas, dad créditos si cogéis algo) ^^


miércoles, 19 de agosto de 2015

Mi isla perdida.

Que tú seas mi isla perdida en la que refugiarme cuando todo vaya mal, que seas mi Caribe personalizado y que el verde de tus ojos sea como el cielo reflejado en el mar. Que tu pelo sea la arena donde hundirme, donde perderme y esconderme cuando quiera huir. Leerte la mirada, respirar tu aliento, abrazarme a tu cuerpo y que seas mi plácida playa privada. Que vivamos juntos en paz, los dos rodeados de soledad, de silencio; pues nosotros nos bastamos para encontrar la euforia. Tú siendo mi paz y yo siendo la tuya, aunque a veces huracán y otras tormenta, siempre tuya.


miércoles, 12 de agosto de 2015

One. Suma y sigue ♥

Nunca seré capaz de contarte todo lo que siento, todo lo que hay dentro de mi. Porque aunque yo hablo y las palabras brotan, aunque tú escuches y trates de entender, te juro que nunca, ni en mil años de explicaciones, podría llegar a contarte lo que significó encontrarte. Puedo decirte millones de veces que te necesito conmigo, que puede ser que no sea bueno necesitar tanto a alguien, pero yo ya no puedo cambiarlo porque en un año te has convertido en el pilar fundamental de mi ahora; eres mi mejor amigo, mi confidente, el que seca mis lágrimas y me abraza más fuerte, eres quien necesito tener a mi lado ahora y durante mucho más tiempo (diría siempre, pero igual te asustas y te pierdo...mejor no correr riesgos). Podría contarte que llegaste justo cuando más te necesitaba, en la noche que más lloré y en el día que más odié, ahí justo llegaste tú para devolverme la esperanza, para demostrarme que después de la tormenta viene la calma. El completo desconocido con el que empecé esta tremenda historia (sin ni siquiera tener demasiado claro su nombre) se convirtió rápidamente en aquello que más necesitaba y ni siquiera me había dado cuenta de cuanto me hacías falta hasta que te tuve. No me di cuenta de que llevaba mucho tiempo parada, dormida...esperando algo (o a alguien), quizá eras tú quien tenías que llegar; quizá estaba ya decidido nuestro futuro y nos habríamos conocido de una forma u otra. Por Dios, podría pasarme horas contándote que me has salvado, que me salvas cada día y que eres el único capaz de seguir rescatándome cada vez que me ahogo, el único que me devuelve las ganas de luchar cuando caigo. Podría repetírtelo otra vez, pero nunca serás capaz de captar ni la mínima parte de lo que intento explicarte, jamás entenderás el papel fundamental que estás jugando. Solo espero poder decir dentro de un año que ya van dos, y que después sean tres, cuatro, cinco...y así hasta el infinito, hasta que perdamos la cuenta y solo quedemos tú y yo.

miércoles, 8 de julio de 2015

Las estaciones que fuimos.

Las palabras estampadas en las hojas de la primavera, en pleno clímax; en otoño vuelan y en invierno mueren. Como nosotros, que nos prometimos el cielo cuando más felices éramos, al tiempo volamos uno lejos del otro y acabamos muriendo en medio del más congelado escenario. Pues llegó el invierno de aquel año y con él, apareció la monotonía, se nos quitaron las ganas de desnudarnos los sentimientos, se fueron los colores y el frío lo congeló todo. Casi parecía que el amor se hubiera congelado junto con nuestras manos. Fuimos acorde al momento, vivimos con los colores cálidos y morimos congelados con los fríos.  Las palabras, aquellas que tan felices nos dijimos, se las llevó el viento y al final, acabaron muriendo, olvidadas. No prometas en primavera si en otoño no soportas el viento y en invierno no tienes intención de luchar contra el frío.



miércoles, 27 de mayo de 2015

No podemos callar los recuerdos ni cambiar el pasado.

El asunto es que todos tenemos un pasado, eso es inevitable, y debemos decidir si vivimos de él o aprendemos de sus errores. Tal vez sea lo mejor aceptar que no podemos cambiar lo que hicimos ayer. A veces nos arrepentiremos de haber hecho algo y otras de no haber arriesgado lo suficiente. Tal vez nos arrepintamos de las palabras: de haberlas dicho o haberlas callado. Lo más seguro será que odiemos las promesas que hicimos en el momento de máxima felicidad o lo que dijimos en mitad de un enfado. Tengo claro que odiaré todos los labios que hayas besado antes, todas las manos que te hayan tocado y todas las miradas que hayan descubierto lo mismo que yo veo en ti cada día. Pero no puedo cambiar el pasado, ni el mio ni el de nadie. Es por eso que quizá debería aprender que el pasado existe pero no es lo principal, que lo más importante es el presente que vivimos y el futuro que formamos. Así que olvidemos el pasado, disfrutemos el presente y soñemos el futuro. Eso sí, juntos.



miércoles, 20 de mayo de 2015

No sirven de nada tantas palabras.

Siempre había pensado que las palabras eran más fuertes de lo que realmente son. Siempre pensé que se podía capturar un instante, un sentimiento o una mirada con las palabras. Pero el tiempo me ha enseñado que son un simple instrumento a nuestra disposición, algo que nos facilita la vida y la comunicación. Pero ni por asomo son capaces de reflejar lo que somos los humanos. Por muchas palabras bonitas que diga, por mucho que intente expresar cómo me siento en cada momento, todo esfuerzo será en vano. Nadie podrá entenderme. Él nunca sabrá cómo me hace sentir; la gente jamás sabrá quién soy realmente, nadie comprenderá lo que guardo dentro. Porque no soy capaz de expresarlo, no tengo medios ni forma para hacerlo. Y no soy la única...somos prisioneros de nuestras propias sensaciones, y lo peor es querer decirle a alguien cuánto te importa y no poder expresarte, no saber hacerlo. Sólo intento que con cada gesto y cada momento sea más fácil de entender, porque al final las palabras se las lleva el viento, pero los sentimientos son lo que quedan por mucho que pase el tiempo.



martes, 5 de mayo de 2015

¿Amamos al máximo? ¿Vale la pena?

Enamorarse es un riesgo en toda regla, amar puede ser desastroso y no creo que sea lo mejor a largo plazo. Porque todo lo que empieza se acaba algún día y cuanto más alto subes, cuanto más amas, peor es la caída cuando llega. Y estoy segura de que llega el final, porque nada dura para siempre...no es pesimismo, es ser realistas.
La pregunta es ¿realmente valen la pena las alegrías, los abrazos inesperados, las sonrisas sinceras y los besos en la frente? ¿Valen la pena las posteriores decepciones? ¿Los llantos? ¿El inevitable golpe?  ¿Vale la pena amar? Es algo que tal vez nunca llegue a saber a ciencia cierta. 

Lo que sí tengo claro es que si decidimos arriesgarnos y amar; no podemos regalar caricias con miedo, besos sin pasión y sonrisas a medias. Una vez te entregas, te aconsejo hacerlo por completo y amar con cada parte de tu ser, entregando el corazón sin pensar en lo que vendrá. Si sólo tienes para dar manos escondidas, tardes aburridas, verdades a medias y abrazos fugaces, mejor no te arriesgues. Vale la pena arriesgarse si existe la posibilidad de que valga la pena el tiempo compartido. Es cierto, cuanto más ames más grandes serán las heridas; pero también es cierto que cuanto más amas, más posibilidades hay de que valgan la pena los errores, el destrozo que resta cuando ya no queda nada más.


miércoles, 29 de abril de 2015

Somos la generación del amor efímero, el de mentira.

La gente de ahora se ha olvidado del verdadero sentido de la palabra amar. Las relaciones duran lo mismo que un suspiro y los ‘te quiero’ se dicen sin apenas conocer a la otra persona. Se regala amor en las discotecas y con el alcohol confundiendo las cosas, se llama amor a casi todo... La gente ha olvidado lo bonito que es regalar besos en la frente, lo bonitas que pueden ser las palabras o un poema, y ya nadie recuerda realmente lo que es cogerse de la mano o regalar flores. Los amores románticos, los de libro, ya no existen más que dentro de las páginas. Somos la generación del amor efímero, el amor rastrero, las mentiras y el engaño. Somos los que han dejado de lado el romanticismo, el amor, para entregarse a quien sea en cualquier parte. Quién pudiera vivir hace unos siglos, cuando los cortejos duraban meses y se respetaba el amor de la dama por encima de todo, cuando las cartas fugitivas y las manos cogidas furtivamente a altas horas de la madrugada eran el amor. Cuando los bailes eran muy diferentes a los de ahora y las fiestas públicas (al menos la mayoría) no tenían ni una pizca de la connotación lujuriosa que tienen hoy en día. Somos los salvajes, los bala perdida, pues ya ha quedado de lado toda la ternura que el humano podía regalarse. 


miércoles, 15 de abril de 2015

Ganas tú, pierdo yo.

Cuando me tocas, me miras a los ojos y destellando estos de felicidad, me dices que me quieres, ahí pierdo. Pierdo el norte y el sur, pierdo los principios, los estribos. Pierdo los miedos, la tristeza, se va lejos la vergüenza. Es en ese momento cuando tú ganas y yo pierdo. Pierdo en mi lucha interior por no quererte, por el miedo a sufrir. Pero dejarse llevar suena bien y las ganas de querer son lo único que no pierdo, las ganas de seguir, de lanzarme al vacío de cabeza y preocuparme por los problemas solo cuando estén delante. Pierde la razón y una vez más, gana el corazón, gana la revolución de sentimientos, las estrellas fugaces, gana el carpe diem. Y me reconforto diciéndome bajito que al final, también gano yo.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Somos tú y yo, somos uno.

Bonita experiencia la de no saber dónde estoy cuando estoy contigo. Porque cuando estamos juntos no sé donde estás tú ni dónde estoy yo. Se oyen carcajadas como respuesta a alguna tontería, suspiros enamorados que se escapan sin darse cuenta y palabras susurradas que provocan escalofríos. Pero no sé si eres tú o soy yo, porque ya no encuentro diferencia. Que donde acaba tu boca empieza la mía, y cuando se funden ya no las distingo, no sé separarlas ( o no quiero separarlas...quién sabe). Y tus manos en mi piel, o mi piel en tus manos, o mis manos en la tuya. No importa. Ahora hablas tú y no sé si hablas tú o hablo yo, las palabras son las mismas, los sentimientos parecidos y la cercanía exagerada. Porque ahora somos uno y da igual donde estés tú y dónde yo, que si estamos juntos no puedes perderte y yo de tu mano encuentro el camino que quiero seguir. Tu mirada en la mía, mi sonrisa en la tuya y la vida pasando alrededor de los dos. La vida enredándose, la mía en la tuya y la tuya en la mía, para pasar a ser solo una. Y no me importa saber dónde acabo yo y empiezas tú, es más, podría decir que me encanta.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Quiero ser tanto que no soy nada.

Quiero ser el deseo, el delirio, la tortura y la euforia. Quiero ser los ojos que reflejen las estrellas, la cintura en la que quiera perderse y la figura que dibuje su mente en la más pura inconsciencia. Que mi voz sea la melodía constante. Quiero ser todo. El problema es que quiero ser tantas cosas que me pierdo en el querer, intentado ser todo sin darme cuenta de que no soy nada. Porque esa es la verdad, no soy nada para ti, y aunque mis ojos no quieran ver y mis oídos se nieguen a escuchar, es mi corazón el que se da cuenta del sentir. Que cuando el sentir es completo se nota, cuando se ama con locura se ve a simple vista y cuando eres feliz con otra persona, el mundo entero lo aprecia. Al fin y al cabo es simple, porque como todos dicen hoy en día: se nota a kilómetros quien te quiere a centímetros.


miércoles, 28 de enero de 2015

Él la amaba tal y como era.

Ella gastaba dinero en maquillaje, en cosméticos que la hicieran verse más guapa para él. Lo que no sabía era que para él la belleza era cuando estaba sonriente, sin maquillaje, acabada de levantar. Invertía tiempo en hacerse complicados peinados para gustarle más. Pero él prefería verla despeinada, con el pelo enredado, porque así podía perderse en él. Buscaba la colonia perfecta para cuando estuviera con él, pero su perfume favorito era el de su piel. Para él, su cuerpo desprendía su olor favorito en el mundo. Compraba ropa cara para que la viera más bella, pero él prefería tenerla justo así; en su cama, entre sus brazos y la ropa desparramada por la habitación. Para él, la belleza máxima era que no hubiera prenda alguna que la cubriera. Intentaba comportarse como una dama: reír bajito, hablar correctamente, no correr, no desmadrarse, ocultar su locura. Pero él se había enamorado justo de todo eso: de sus estridentes carcajadas, de su lengua viperina, de su carácter juguetón, de su preciosa locura. 
Estaba justo como más le gustaba: sin ropa, sin perfume, sin maquillaje, despeinada, riendo a carcajada limpia, y en ese momento más que nunca supo cuánto la amaba.



miércoles, 7 de enero de 2015

Me pone nerviosa.

Tiene mis manos entre las suyas, acariciándolas y dándome calor. Mientras me habla, mis ojos recorren su rostro y estudio cada parte de él, sus ojos de color incierto, su pelo oscuro que le cae sobre la frente, sus labios mojados (esos que me vuelven loca)... Me está contando lo que siente por mí, confesándome como empezó toda esta historia para él. Es hombre de pocas palabras, pero ahora está abriéndome su alma, desnudándose ante mí y ojalá que no pare de hacerlo, porque no hay nada que me haga más feliz. Saber que siente algo tan fuerte como lo que siento yo, que lo nuestro es mutuo. Me perfora con la mirada, que tiene clavada fijamente en mí. Madre mía, esto que siento no puede ser normal, me da un vuelco el estómago cuando me dice que me quiere y no puedo parar de sonreír, algo que reafirma cómo me siento con respecto a todo lo nuestro. Me pone nerviosa cómo me mira, cómo me acaricia, todo él me pone nerviosa. No...¿Qué digo nerviosa? Joder, me pone histérica. 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Salió a esperar otro amor.

Poco a poco se fue quedando sin ganas, fue perdiendo la emoción. No fue algo que ocurriera de repente, fue un proceso lento y doloroso. Se despertaba sin ganas de regalarle un beso y sin la emoción de verle a su lado. No encontró otro amor, simplemente se cansó de aquello, todo parecía demasiado difícil al final y ella estaba ya cansada de luchar. Luchar y que él no reconociera su esfuerzo, se cansó de no ver correspondido su amor, de quedarse un 'te quiero' colgado de sus labios, uno que jamás tuvo respuesta. Al final, el amor murió de pena.Así que dejó todo tal cual estaba y sin pronunciar palabra, salió por la puerta, dispuesta a no volver nunca más y sin ni siquiera una palabra de despedida. Estaba decidida a encontrarse a sí misma, a valorarse, y después sería feliz. Encontraría a alguien que no tuviera problema a la hora de decirle y demostrarle cuánto la ama, encontraría un amor en el que verse reflejada y que la ayudara cuando cayera, uno que no se avergonzara de llevarla de la mano por donde fuera. Encontraría a su amor, aunque esta vez no pensaba buscar hasta cansarse, pues había aprendido que lo bueno llega sin esperarlo, cuando estás completamente despistado.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Quiero serlo todo.

¿El final? No llego a ver en el futuro, es incierto y oscuro. No sé si el abismo estará a años luz o a tres centímetros de nosotros. El hecho es que quiero ser tu presente, la risa fresca que te arranque sonrisas sin apenas darte cuenta, el desgarro del alma que duele y alivia a la vez, el grito en el cielo que te lleve al paraíso. Quiero ser los ojos que veas al cerrar los tuyos, la verdad detrás del brillo que desprendes, quiero ser las palabras más bonitas que pronuncies. La melodía que de sentido a tu vida, el cuerpo que más ansíes, ojalá fuera la brisa helada en pleno verano y el calor de las mantas en invierno. La carcajada que te arranquen mis cosquillas, quiero ser las lágrimas que desprendas de felicidad. Quiero ser cada una de las letras de tu nombre y la voz que nace en tu garganta y acaba en tus labios. Ansío ser a quien hechas de menos teniendo a milímetros, el ombligo de tu mundo, quiero ser el amor de tu vida. Pero el final está ahí, al acecho, tras las sombras. Así que propongo que disfrutemos ahora. Y cuando nos hayamos ido, cuando ya no seamos el amor del otro, entonces, acuérdate de todo lo que fui para ti, y consuélate pensando que tú fuiste el doble para mí.



miércoles, 29 de octubre de 2014

No es cuánto lo vives, es cómo lo sientes.

Y entonces lo entendí. En la oscuridad de la noche e intentando darle un sentido a la vida, comprendí que no siempre están relacionadas las palabras cantidad y calidad. Que no por más tiempo que dure algo será mejor, porque a veces lo más efímero es lo que consigue hacernos feliz durante más tiempo. A veces lo más corto e inesperado es lo que nos saca las carcajadas más reales y las sonrisas más bonitas. No intentemos que dure para siempre, porque ya he asumido que nada dura para siempre, que nada es eterno y que absolutamente ninguna historia de amor acaba con final feliz. Estoy intentando valorar los pequeños detalles, los momentos que pasan sin apenas darnos cuenta, porque tal vez el secreto de la felicidad sea aprender a amar cada cosa de la vida, incluso lo malo o insignificante. Fue en ese momento, cuando pensaba en tus ojos fijos en mi, que entendí que tal vez lo importante no es el tiempo durante el que vivimos una cosa, sino la intensidad con la que lo sentimos. Así que cuando tengas que decir adiós a una persona a quien has amado con todo tu corazón, no te entristezcas porque duró poco, sé feliz por la fuerza con la que disfrutaste junto a ella. Que al final no es el tiempo que lo vives, sino la intensidad con la que lo sientes, lo más importante.