miércoles, 15 de abril de 2015

Ganas tú, pierdo yo.

Cuando me tocas, me miras a los ojos y destellando estos de felicidad, me dices que me quieres, ahí pierdo. Pierdo el norte y el sur, pierdo los principios, los estribos. Pierdo los miedos, la tristeza, se va lejos la vergüenza. Es en ese momento cuando tú ganas y yo pierdo. Pierdo en mi lucha interior por no quererte, por el miedo a sufrir. Pero dejarse llevar suena bien y las ganas de querer son lo único que no pierdo, las ganas de seguir, de lanzarme al vacío de cabeza y preocuparme por los problemas solo cuando estén delante. Pierde la razón y una vez más, gana el corazón, gana la revolución de sentimientos, las estrellas fugaces, gana el carpe diem. Y me reconforto diciéndome bajito que al final, también gano yo.

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