Cada vez que pones esa cara, cada vez que la frustración se
apodera de tu rostro, cada vez que me giras la cara y evitas mirarme a los
ojos, dándome a entender que estás enfadado. Cada vez que esto sucede, te lo
juro, se me viene el mundo encima. Me entran ganas de empujar los problemas y
llevarlos bien lejos, donde no los vea más; me dan ganas de empezar a caminar
sin rumbo fijo, día y noche, y sólo para cuando vengas a buscarme, para así
comprender que a pesar de todo, te importo.
Cada vez que ocurre esto, siento una presión enorme en el
pecho, por un instante se me corta la respiración y empiezo a llorar, de una
manera que por muy enfadado que estés, no puedes evitar darme un abrazo de
consolación. Un temor de perderte por una idiotez de adueña de mi.
Odio hacerte sentir mal, decir cosas que te molesten, que te
enfades, odio no poder parar de llorar…pero ¿Sabes qué es lo que más odio?
Tener que fastidiar días geniales contigo, por culpa de mis tonterías y mis
llantos. Yo no deseo otra cosa que verte feliz.
La verdad es que todo lo que has puesto es verdad, así me siento yo cuando me peleo con mi novio.
ResponderEliminarBesotes ^^
Me alegro de que alguien se sienta como yo, de que compartamos sentimientos...Aunque supongo que no es muy diferente de lo que debe sentir cualquier persona enamorada :)
EliminarBesotes preciosa^^
HOLA! Me encanta tu blog :) te sigo , me podrias seguir? :) xx http://myworld-leire.blogspot.com.es/
ResponderEliminarClaro que sí! Gracias por seguirmee!!
EliminarBesiitos!!
Las peleas son horribles, pero las reconciliaciones son increíbles, después de la tormenta viene la calma :)
ResponderEliminarMuy bonita la entrada ¡Un beso muy muy muuuy grande Marina! <3
:) Toda la razón...Las reconciliaciones suelen ser preciosas! Además, estás más unido aún a esa persona y te das cuenta de cuánto te importa!^^
EliminarMuchas gracias cielo!!
Besootes gigantescos para ti!!