Dormir contigo.

Dormirme en tu pecho, notando tus brazos rodeándome. Una de tus manos acariciándome el pelo con suavidad, ¡cómo sabes que me encanta! La otra, enlazada a la mía. Poco a poco el sueño se apodera de mi, los ojos se me cierran lentamente y tú sigues acariciándome como si para ti, no importara nada más, y yo deseo que no dejes de hacerlo nunca. Sigo notando los latidos de tu corazón, sigo oyendo tu respiración. Quiero que así sea toda mi vida, quiero dormirme entre tus brazos, despertarme y seguir aún en ellos. Quiero que seas el único en mi vida, el único capaz de amarme hasta límites insospechados y el único al que yo sea capaz de amar hasta la muerte, quiero que seas tú, y sólo tú. 
Acercas los labios a mi mejilla y mientras me abrazas más fuerte, me regalas un beso, apenas un roce de tus labios en mi mejilla. A pesar de tu delicadeza, me despierto algo sobresaltada, pero en cuanto abro los ojos y veo tu rostro, sólo una sonrisa ocupa mi cara. Te respondo al abrazo y me hundo en tu hombro.